Cada tarde de Sábado Santo
A las cinco las campanas anunciando
Pizarrales, El Carmen, Barrio Blanco...
... Salamanca entera está deseando
Ver a la Hermandad del Silencio escalera bajando
Estar en la calle, su estación de penitencia completando.
Su Biblia, Cristo y Virgen a hombros portando
Hermanos y Hermanas al Cielo levantando
El sonido de bombos y tambores sonando
Sección infantil, Hermanos de cirio alumbrando
En este camino de oración guiando
Todos juntos poco a poco caminando.
Con la promesa de silencio ayudando
Las calles de devoción llenando
Cada trabajo, cada estuerzo, nada es en vano
Ante nuestro Padre Jesucristo, por esto ya ha pasado
Que por mucho dolor y sutrimiento, nunca se ha quejado
Esto seguramente nunca nos paramos a pensarlo.
Después de unas horas, van regresando
Ese inolvidable recorrido terminando
Donde todo el mundo esta aguardando
Con mucha emoción y gran entusiasmo
Despedirse de ese HIJO y esa MADRE rezando
Agradeciendo las bendiciones de cada Sábado Santo.
Autor: Fernando Gomez
Yo tengo rosas en mi corazón, que mi corazón es un rosal
Lleno de flores está.
¿Quién será el Sol que las despertará?
Entre las flores abiertas y cerradas
Se ve ya tristeza y dolor
A quienes mis flores llevarán, la fragancia del amor
Que cubren todo a su alrededor.
Un día caluroso y soleado
Vi a una bella señora paseando
No puede ser, es la mujer
Que desde el primer día que la vi, siempre he amado.
Era una señora hermosa y callada
Una mujer triste y desolada
Porque le habían arrebatado, lo que más en la vida amaba.
La SEÑORA DEL SILENCIO la llamaban
La mujer que yo en el corazón llevaba.
Mi rosal quedó mirando
Dijo "es mi rosal soñado"
¿Quién es el dueño de este hermoso rosal?
Sin apartar la mirada se preguntaba
Yo le dije que de mí se trataba.
A los pocos días regresó a mi rosal
Y en silencio las volvió a mirar
Dijo: ¿a qué precio me las venderá?
Ni se compran, ni se venden, se las regalo ya.
Cuando estas florezcan las vendré a buscar
Me quedaré aquí, que el Sol y la lluvia vendrán
Y las rosas nacerán
Para que cuando ella vuelva, se las pueda llevar.
Estoy rebosante de contento, estoy lleno de alegría
Porque mi maravilloso rosal, se lo he regalado a mi amada
NUESTRA SEÑORA DEL SILENCIO
La mujer que con mucho amor las cuidará
La mujer que siempre en el corazón las llevará.
Autor: Fernando Gómez